3/13/2007

ASI LUCHABAMOS AYER


En los últimos meses en la prensa chilena se ha publicado entrevistas, relacionado con el caso de “Hernán Aguilo infiltrado”, familiares de los compañeros muertos por “bombas explosivas”, frente a estos hechos me siento con el deber moral de manifestar públicamente si es necesario o frente a la “justicia” si es necesario.


Yo soy Hugo Marchant, retornado clandestinamente en noviembre de 1980, fui exiliado en Austria desde febrero de 1974, el 7 de septiembre de 1983 fui detenido por la CNI, mi familia torturada, nueve años y tres meses de prisión, y hoy día cumplo la condena de extrañamiento de 25 años, de los cuales llevo cumplido más de 14 años.

Cuando fui combatiente de las Fuerza Central del MIR, mi especialidad fue logística, es decir era un experto en explosivos, fabricación de armamento, en concreto fabrique más de cien bombas, y use cientos de kilos de explosivos en la fabricación de artefactos para derribar torres de alta tensión. Artefactos incendiarios otros tantos.

Los Explosivos.

Desgraciadamente la manipulación, el transporte, como ir a instalar un artefacto explosivo es extremadamente peligroso, para la persona que protagoniza como también para quienes están a su alrededor. Se dice que “el error se comete una sola vez” son casos muy excepciónales en los cuales se sobrevive para contar.

Durante mi experiencia personal hubieron dos casos fatales: Uno fue un niño vagabundo que en busca de comida en los tarros de basura se encontró con el paquete que empezó a desarmar y su vida infeliz acabo allí, la dictadura nos culpo a nosotros. El segundo caso fue el compañero “Pecho de Buque” que quedo destrozado cuando iba a colocar la bomba en la casa de un juez, el acompañante sobrevivió, después de dos semanas con traumatismo encéfalo craneano cerrado, perdió la mitad de una oreja y unos cuantos rasguños varios, y después paso a la cárcel y realizó varios años de prisión.

Cuando yo estaba en la etapa final de la escuela, el cro. Gastón Muñoz era quien me asesoraba y conducía en la preparación de mi misión cuando una vez me incorporara en la lucha clandestina en Chile, recuerdo muy bien cuando entre otras cosas, me da a conocer que se debe perfeccionar la técnica de bombas, justamente por las consecuencias que ello implica.

Como elementos previos es conveniente dejar en claro que, en aquellos tiempos, el MIR, éramos una organización que disponía de muy magros recursos, considerando la magnitud de los desafíos, con lo poco había que hacer mucho. Cuando yo asumí la política de retorno, mi gran motivación era una sola: participar en la lucha antidictarial, las dificultades y vacíos que tuviera el MIR, eran míos, dormía y vivía con esos desafíos. El primer año que estuve en Chile fue difícil, sin recursos económicos suficientes, para contar un ejemplo, iba al punto a pie, y llevaba en el bolsillo sólo el dinero para un pasaje de micro, fueron meses en esas condiciones. ¿Por que cuento esto último? justamente que cuando se trataba de fabricar artefactos explosivos, la insuficiencia de recursos era también un flagelo que se sumaba.


La primera tarea gran fue: fabricar cerca de 50 bombas.

Ya habíamos perfeccionado el mecanismo de explosión, es decir la espoleta, o sea el reloj, era el elemento más importante. Eliminamos la manipulación y transformación del interior del reloj. Recurrimos a trabajar con las manecillas posteriores que tienen que ver con el reloj despertador, la unión de los cables no los hicimos enrollándolos, sino que empleamos enchufes hembras y machos, buscamos un pegamento adecuado para metal y plástico fueron meses de investigación, y pruebas, y además escribimos un reglamento que iba adherido a la bomba, que en resumen no permitía al combatiente a meterse en nada con reparación ni modificación del artefacto, y simplemente si algo no funcionaba, entonces devolvía el artefacto, o bien lo hacían detonar en algún lugar con el uso de balas.

Cuando compramos los reloj, fue en una cantidad de 100 unidades, no eran de la mejor calidad, tampoco era la peor, en el negocio se probaron mas de cien unidades, para seleccionar cien, hasta el momento de concretar la fabricación otros veinte fueron desechados, por que no cumplían con la rigurosidad de nuestro control de calidad, creo que fue lo mejor que pudimos obtener con tan pocos recursos.

El primer caso fatal: el compañero que fue a colocar la bomba, estaba dominado por el miedo, y una cosa que se prohibía era dejar la bomba en un tarro de basura justamente por que eran mucha gente que buscaba cosas útiles en los tarros de basura, principalmente comida, si estaba cerca de supermercado o restaurantes. Por su puesto la prensa manipulo el hecho, nosotros éramos los criminales, pero en ninguna parte se dijo porque en un país de tanta prosperidad como era Chile un niño tenía que buscar comida en un tarro de basura. El compañero que dejo la bomba allí estaba dominado por el miedo, el miedo es algo terrible, no condeno al compañero, no todos son capaces de superar el miedo, siempre se siente miedo, habría que ser psicópata para no sentirlo, el uso de la violencia es algo terrible, para mi nunca fue grato ni apasionante, andar con armas ni menos tener que usarlas, teníamos dictadura, teníamos que abrirnos camino, aunque fuera arriesgando nuestras vidas como también la de nuestros seres queridos.

El segundo caso fatal, el querido compañero pecho de buque, miembro del comité central, estaba a cargo de las tareas de informaciones, el recibe la misión de poner la bomba en la casa de un juez. Yo se la entregué personalmente. El pecho de buque y su negro humor, me dijo: “¿que tan cototua viene compadre?”, le dije “todo el resto de dinamita que me quedaba se lo agregue, conchesumadre, ahora matamos hasta la abuelita del viejo”.

Estando el compadre en su casa, se da cuenta que el reloj no funciona, estaba parado, el compadre tenía una presión política de mierda, esto fue a fines del 82 o comienzo de 83, no recuerdo la fecha exacta. Nuestra fuerza central había sido azotada por considerables golpes represivos, compañeros presos, compañeros muertos en “supuestos enfrentamientos”, el fantasma de infiltrado penaba en cada uno de nosotros, el mando militar al tener la incapacidad política de explicarse el origen y las razones especificas de los golpe, por que justamente esos compañeros, deducen que debe haber alguien que esta colaborando con el enemigo, una irresponsabilidad enorme, si no se tiene argumentos, o hay sospecha, si creemos ser inteligentes, existen o se podría diseñar una estrategia adecuada, pero bueno esto materia para otro tema. El compadré dijo en voz alta, se debe hacer, yo resuelvo y fue a comprar un reloj igual, y el creyó que solo bastaba cambiar el dispositivo de un reloj al otro, hasta ahí, va todo bien, pero lo que no podía saber el compadre, era que pegamento habíamos usado, el uso el mejor pegamento que encontró. Su compañera que sobrevivió a los hechos, felizmente, fue la que pudo contar lo que paso, de lo contrario no estaría escribiendo estas líneas. Ella le dijo: “tú estas haciendo justamente todo lo que aquí se prohíbe” “Yo debo ir a ponerla”, respondió con fuerza y muy seriamente.


La muerte del compañero ocurrió así: iban ya camino hacia el objetivo, va el pecho de buque y el compañero que lo acompañaba, el pecho de buque le cuenta al otro compañero lo que ocurrió con la bomba, justo en ese momento algo malo ocurre, y le dice a su acompañante que espere un rato, se mete entre unos matorrales repara algo y vuelve, le cuenta que una latita quedo mal pegada y se suelta, el otro compañero le dice “porque no suspendimos esta guevada”, “no te preocupi viejo, la voy a cambiar de lugar”, la bomba iba al medio de los dos, la cambio al otro lado, “si pasa algo me pasa a mi” y se cago de la risa, y eso sería todo, la bomba estallo.

Cuando viajamos a noruega con mi familia a fines de los noventa, por esas cosas de la vida nos encontramos con una cra. era su compañera antes que partiera a chile, y madre del hijo que tuvieron con el pecho de buque, cuando tomo conciencia de quién era yo, me dejo sin habla, cuando me dijo: “tú fuiste el que mato mi cro.”, conversamos intercambiamos opiniones, y creo que la situación fue superada.

Estando en la cárcel, y el partido ya dividido en varias partes, llego a mis manos un informe del cual se me pedía mi opinión, un comentario, yo no formaba parte de la “comisión militar” no recuerdo los detalles del informe, ya habían ocurrido los casos de la muerte de bombas, en el sur, mi comentario fue el siguiente: “todavía no se superan las deficiencias históricas en esta materia”. Y lo sigo sosteniendo, quien use explosivos o artefactos, las normas de seguridad de manipulación deben ser muy rigurosas, no basta con tener la voluntad, no basta con tener la decisión, ni la valentía, por ser tan simple ir a dejar un artefacto, la persona se le debe instruir, rigurosamente, el 99,9 % son normas de seguridad, durante la fabricación, deben ser métodos eficaces y seguros, sobre todo si se usa electricidad para el retardo y detonación.

Estando en Europa, Finlandia, en esta segunda ocasión, he estudiado ingeniería en automatización, por lo tanto he estado estudiando profundamente electricidad y electrónica, seguridad industrial, y por cierto que me ha sido inevitable pensar en lo que fue nuestra experiencia, sólo se decir que es un milagro que no hayan muerto mas compañeros durante la manipulación y fabricación de artefactos explosivos. Por ejemplo en las torres de alta tensión los gruesos cables por los cuales se conducen miles de voltios, hay un campo magnético bastante poderoso, los artefactos con encendido eléctrico usan por lo general corrientes débiles, de solo algunos voltios, menos de diez voltios, si los cables están débilmente aislados, eso seria todo. En la industria moderna es increíble como existen reglamentos y normas, que en nuestro Chile no existen, en nuestra cultura no existen, y sin embargo ocurren accidentes de todas maneras, sin ir mas lejos en el laboratorio de electricidad del tecnológico, no hace muchos años que murió un alumno.

Pero bueno el problema de fondo de esta dramática historia, es que los familiares buscan un culpable, un responsable, modestamente creo que están en el lugar equivocado, “el infiltrado”. La represión siempre manipulo este elemento y compañeros como Víctor Zúñiga fue victima de esta situación. Víctor tenia un lugar destacado en la fuerza central, en una ofensiva represiva es detenido por los esbirros de la CNI, y durante semanas el paradero del compañero fue desconocido, caen ayudistas, y otros recursos, detalles no recuerdo, el compañero fue tratado en la cárcel como traidor, con un signo de interrogación, y nuevamente digo: el mando no tenia la capacidad de explicar los golpes represivos, origen y etc. Cuando intentamos fugarnos el viernes 18 de octubre de 1985 desde la penitenciaria, una operación suicida, las probabilidades de éxitos eran solo o menos 50%, participábamos los tres del caso Urzúa, Carlos García y Víctor, todos con pena de muerte, Quintana un compadre del Frente que no tenia una condena tan grande como la sospecha de sus compañeros de dirección que creían que era un doble agente.


Todos teníamos una gran motivación, la libertad, pero mas que la libertad para salir a gozar de la vida, era salir a ajustar cuentas, en el caso personal mió, era salir para intervenir en la crisis del MIR, salir en busca de los cros. de la dirección para discutir los graves acontecimientos que estaban ocurriendo, Víctor quería salir a demostrar que no era un doble agente, antes de iniciarse la operación, me dijo a mi: "cabezón, ¿si esto no resulta, yo me muero, si esto fracasa que hago yo?..." “compadre esto tiene que resultar” le respondí yo, para entonces sólo teníamos las escopetas que fabricamos adentro de la cárcel, y con muy reducida munición, tres o cuatro cartuchos por escopeta. Bueno ocurrió lo que ocurrió, el chico herido mortalmente, lo creíamos muerto, el chico Araneda herido, la operación había fallado, la columna dispersa, yo iba en la retaguardia, con misión bien concreta, los sobrevivientes se repliegan a mi alrededor, llega el Víctor, “cabezón yo me voy” me dice, sus ojos brillaban, le di mis cartuchos, escalo el muro, hasta que las balas de cientos de guardias disparaban detuvieron su viaje en busca del futuro, cayo muerto o muriéndose a unos cuantos metros de mi… sólo dijo: “me muero”.

Compañeros, desgraciadamente esta historia de lucha que una vez iniciamos, de la cual no me arrepiento en lo mas mínimo, si tuviera que nacer nuevamente, de seguro que volvería a formar parte de un destacamento como fue el MIR, a pesar de los pesares, Perdimos en esta historia y me duele enormemente por todos los compañeros que quedaron en el camino hacia una victoria que se quedó anclada en el futuro, me duele por mis hijos, por nuestras nuevas generaciones que solo le heredamos un sistema bestial como el neoliberalismo, sí para nosotros fue difícil, para ellos será peor, los aparatos represivos, se perfeccionan todo el tiempo y con la tecnología que cuentas, solo dan cuenta que bestial y sangrienta serán las próximas batallas, hay que solo mirar hacia Irán, Chechenia, lo que esta pasando para imaginarse… como me gustaría volver a nacer, me siento con una gran deuda, no haber sido capaz de transformar este estado de cosas.

No puedo hacer culpable a los compañeros que tuvieron responsabilidad de dirección, sean el Pascal o el Aguilo, o el Gutiérrez o el Gastón o el gato o el Cabieses, creo que sería injusto hacerlo, la responsabilidad es colectiva, la responsabilidad es del MIR. Creo que la profundidad de la derrota ha sido terrible, y lo muestra la incapacidad de discutir con seriedad los problemas de fondo de esta historia, nadie le cree a nadie, y todavía nos seguimos haciendo pedazos como si fuéramos mierda.

Rescato las cosas mas hermosas de esta historia, la generosidad del Cecilio por ejemplo, compañero que cayó acribillado a tiros por cuarenta esbirros de la CNI cuando preparaba una acción antirrepresiva. Recuerdo una vez cuando caminábamos para separarnos, hay algo raro en el ambiente, me dice: “cabezón, ponte al rincón, si alguien tiene que sobrevivir eres tú, si pasa algo, yo protejo tu retirada.”


Rescato la generosidad y solidaridad del Carlitos, cro. que hasta el día de hoy se desconoce lo que hizo la CNI con el, cuando no teníamos plata ni para la micro, el compadre tomaba un paquetito con arroz y azúcar desde su casa, “compadre yo tengo otro resto, compartamos lo que tengo”

Hay tantas vivencias, sencillas pero profundas, vivencias que solo existen en esa dimensión de la lucha, y duermen en nuestra memoria, las revivo en mis instantes de reflexión, cuando salgo a caminar y correr entre bosques y lagos de esta naturaleza que me acompaña, cuando encuentro la necesidad de remontarme a esa época que me ha dejado marcado para el resto de mis días. Así luchábamos ayer cuando nuestro gran anhelo era derrocar la dictadura, e iniciar una verdadera transformación de la realidad, construir un mundo más justo y dignos para nuestros hijos, nuestras nuevas generaciones.

El breve pero profundo instante, cuando antes de salir de la casa y miraba mis hijos, mi compañera, a lo mejor es el último, me decía en mis adentros, todavía estoy viviendo, en Finlandia, no queda ausente el momento independiente del lugar cuando una lagrima remoja mi memoria, y me encuentro con la sonrisa del Cecilio, o los ojos que irradiaban luz y fuerza del Víctor antes que iniciara su nuevo viaje.

Hoy día encuentro tan valido tomar prestado una frase de mi compañera: “cada uno tiene una historia que contar”, creo que es una frase sabia.

El dolor es grande, particularmente para los seres queridos de los cros. caídos, y peor aún que, los aparatos represivos de la dictadura, el poder judicial, los gobiernos que sucedieron la dictadura fueron incapaces de decirle a los seres queridos, allí están los restos, de Juan, Sonia, Maria, José.

Los que estuvimos presos cuando termino la dictadura, cada uno sabe perfectamente, que no fue fácil traspasar las rejas, la mayoría de los PP.PP. cerraron filas en torno a las ofertas de la concertación y sus leyes cumplido. La campaña de octubre del 91, se puede decir que cambiamos el curso de nuestra suerte, me siento feliz de haber formado parte de ese colectivo, que era bastante reducido.

Creo riquísimo poder escribir un testimonio de nuestra vida sencilla, desnudarnos del orgullo, la soberbia, la ira, asumir la sencillez y la honestidad y escribir sobre nuestra modesta experiencia, sobre nuestro dolor, la angustia las alegrías, y dejar que un colectivo más humilde que nuestro MIR de ayer pueda atreverse a sacar conclusiones.

La CNI, ayer, fueron nuestro enemigo, y hoy día lo siguen siendo, cuanto hay de manipulación en esta historia de infiltrado, El MIR en a clandestinidad tuvo miles de deficiencias, en las técnicas clandestinas de trabajo, “La Compartimentación”, principal elemento de defensa de una organización clandestina, en la lucha antirrepresiva, que diga cada uno de los compañeros que formaron parte de esta historia un comentario.


Finalmente quiero decir, que nuestra historia nos enseña que cuando la lucha no cosecha victorias, mas aun cuando nuestras fuerzan están siendo dispersadas, el fantasma del infiltrado aparece como convidado de piedra, y es utilizado para justificar las insuficiencias de nuestro desempeño.

Y por último lo digo con todas sus letras la Operación Carol Urzua, en la cual participe y su condena aún estoy pagando, estuvo gatillada especialmente por que “Alguien o alguienes” sostenían la tesis: que en la fuerza de aseguramiento, de la cual formábamos parte, éramos los últimos sobrevivientes con capacidad de combate, había uno o unos doble agente.

Cro. Aguilo, con mi testimonio quiero manifestar mi solidaridad, te la ofrezco honestamente, puede ser a ti o cualquier compañero, particularmente si los argumentos no son de la altura de la acusación.


Hugo Marchant
Tampere, 18,2,2007

¡HONOR Y GLORIA A NUESTROS COMBATIENTES CAIDOS EN LA LUCHA!

Compañero Hernán Aguiló:

El MIR chileno perdió a varios cientos de valerosos militantes en la dura lucha contra la dictadura militar de Pinochet.
Muchos de ellos cayeron combatiendo con las armas en la mano, luchando contra una de las dictaduras más feroces y oprobiosas que se implantó en América Latina y que sojuzgó a nuestro pueblo, arrebatándole sus sueños mas preciados.
Los mejores hijos de nuestro pueblo, hombres y mujeres, venidos de todos los sectores populares y de todos los sectores sociales, dieron lo mejor de si, levantaron en alto las banderas de la dignidad y de la consecuencia revolucionaria.
Cuando mas negra estaba la noche, ellos estaban allí, junto a los sectores populares, llevando una luz de esperanza, y con mucho coraje, con el ejemplo de su entrega, con la claridad de sus conciencias, lucharon junto a nuestro pueblo contra la dictadura del gran capital.
Su memoria y el recuerdo que de ellos tenemos no debe ser manchado porque ellos ya son héroes de nuestro pueblo, y seria una afrenta hacerlo (solo propio de los servicios de seguridad y la propaganda al servicio de las clases dominantes).
A otros compañeros simplemente los asesinaron a mansalva o en las mazmorras de la dictadura. También muchos compañeros apresados, torturados, encarcelados y lanzados al exilio. Y no es casualidad que así ocurriera ya que estábamos frente a la dictadura mas criminal en toda la historia de nuestro país, impuesta a sangre y fuego por las clases dominantes y el imperialismo, y que se tomaban revancha por los intentos que los sectores populares habían hecho para librarse del sistema explotador y por los niveles de conciencia alcanzados por los trabajadores chilenos. Y el MIR representaba ahí las ideas de mas avanzada en Chile hasta ese momento, llegando incluso a plantear y comenzar la construcción del poder popular. Por ello es que el MIR y Miguel Enríquez son un ejemplo de lucha y consecuencia en América Latina y en el mundo entero.
Había que acabar con el movimiento popular, la izquierda y los revolucionarios. Implantar la política del terror y el miedo. Ello como condición previa a la imposición de todas las políticas reaccionarias y quitar todas las conquistas alcanzadas por los trabajadores.
Frente a las acusaciones repugnantes que pesan sobre nuestro compañero Hernán Aguiló de que sería un doble agente, y culpable de la muerte de algunos compañeros, no me corresponde a mí defenderlo. Para ello esta el ejemplo de su vida y lucha, desde antes del gobierno popular y hasta la salida de la dictadura. Son muchos años de lucha revolucionaria y clandestina, construyendo partido y organización de los trabajadores, conduciendo el repliegue de los sectores populares, la salvaguardia del partido, la continuidad histórica del MIR en esos años. Luego conduciendo las tareas y la lucha de resistencia contra la dictadura. Dentro de todas las tareas, fueron miles de acciones armadas de todo tipo y dentro de ellas, cientos de bombas que se colocaron. En mi caso, fueron varias las veces que nos jugamos el pellejo juntos con Nancho y junto a tantos otros compañeros. Ello crea lazos hermanables que son difíciles de romper. Tantos y tantos hermanos y hermanas luchando juntos y por los cuales estábamos dispuestos a dar la vida, para defenderlos. Y ellos por uno. Nuestra conciencia y compromiso nos dictaba aquello.
Lamento las muertes de compañeros que les explotaron las bombas. Nos duele la muerte de esos hermanos y hermanas. Ellos murieron cumpliendo una misión. Es como si hubieran muerto combatiendo. No les resta mérito a su entrega, su compromiso y su ejemplo. Por ello el mejor consuelo posible para una madre con un hijo muerto en esas circunstancias es saber que su hijo murió en el cumplimiento del deber, en defensa del pueblo y en contra de su enemigo que lo aplastaba.
Lo cierto es que no debimos perder ningún compañero por esas causas. Fueron todas muertes evitables. La sobre valoración y el voluntarismo nos llevó a cometer esos errores y ello nos llevo a transgredir las medidas de seguridad.
Se cometieron muchos lamentables errores que nos costaron muy caro. Pero no se de ningún caso que no haya sido para querer provocarle un daño a la dictadura.
Varias veces "nos salio el tiro por la culata" y me gustaría que alguien respondiera por los errores cometidos. Perdimos a muchos compañeros, y lo peor es que a la distancia de los años, nos duele pensar siquiera que sus muertes hayan sido en vano, viendo como se ha impuesto la más profunda y regresiva contrarrevolución: la del capitalismo neoliberal, que todo lo corrompe.
Por supuesto nos pena ahora el anhelado y nunca realizado balance político autocrítico de nuestro accionar durante todos esos años de lucha. Habría sido un instrumento que nos hubiera permitido saldar en parte nuestras cuentas con nuestro compromiso con el pueblo, con lo realizado y con lo que no pudimos hacer, de nuestro aciertos y de nuestros errores, de nuestras debilidades y de nuestras fortalezas y, por sobre todas las cosas, rendir cuentas ante el pueblo de nuestras políticas y su implementación.
Lamento que, por desgracia, hoy se judialice nuestro accionar y se acuse a nuestro compañero de asesino y traidor ante los tribunales. No hay una sola prueba de aquello. No creo en esta justicia de los poderosos y de los ricos, que vergonzosamente en estos años sólo ha servido para proteger y librar a los asesinos y violadores de los derechos humanos, que masacraron a nuestro pueblo. Esta es una “injusticia” que mantiene la impunidad y no ha sido capaz de derogar la ley de amnistía dejada por el dictador. Todos los muertos, todo el daño realizado es responsabilidad de la dictadura militar, que derrocó el gobierno, destruyó las instituciones y se tomo el pais, imponiendo el terror. La nuestra fue una lucha legítima contra la dictadura ilegal y asesina.
Nancho, suscribo totalmente el comunicado que han sacado hoy los compañeros en tu apoyo y pueden agregarme a la lista. También puedes dar a conocer este escrito si te parece pertinente.
¡Adelante con todas las fuerzas de la historia!
Un abrazo fraternal,

Carlos Otazo

DECLARACION DE APOYO A HERNAN AGUILO

Nosotros, ex militantes del MIR, queremos expresar nuestra solidaridad con el compañero Hernán Aguiló, víctima de absurdas acusaciones que enlodan la digna historia de un movimiento revolucionario que cumplió con su deber en la lucha contra la dictadura militar.

Compartimos con Hernán Aguiló no solo los ideales políticos y principios éticos que animaban al MIR. Fuimos también sus compañeros en los duros años de la resistencia en que el afrontar riesgos y peligros cotidianos permitían alcanzar un grado de conocimiento y confianza entre camaradas que constituían la más sólida garantía de supervivencia para cada cual.

Por su cargo en la dirección interior del MIR, Hernán Aguiló poseía amplia información sobre el partido y sus militantes. La vida de muchos de nosotros dependía de su integridad revolucionaria y de la confianza que habíamos depositado en él.

La realidad de la clandestinidad vivida en esos años, hace aparecer como grotescas y falsas las afirmaciones que dañan la honra del compañero Aguiló. Queremos señalar que fuimos parte de un proceso de lucha difícil, dura y compleja, no exenta de errores, donde prevaleció indiscutiblemente, la entrega desinteresada y valiente de centenares de hombres y mujeres que lucharon concientemente y a riesgo de sus propias vidas por la libertad de Chile.

Es por ello que como militantes y familiares de tantos miristas que cayeron luchando contra la dictadura, comprendemos el sacrificio y también el sufrimiento de los nuestros, rechazamos la impunidad ante tanto crimen dictatorial y alertamos ante la eventual utilización del dolor o de nuestros propios errores con el fin de enlodar la historia de una organización revolucionaria.

Es importante tener en cuenta que algunos de los que fuimos militantes del MIR, sobre todo en sus momentos de crisis y división, no compartimos las posiciones que Hernán asumió, sin embargo ello no significa que pongamos en duda la integridad del compañero Aguiló respecto de su compromiso revolucionario y de su lealtad con los principios que guiaron a los miristas.

Santiago, 8 de febrero de 2007

Firman:

1. Andrés Pascal Allende
2. Manuel Cabieses
3. René Valenzuela
4. Patricio Rivas Herrera
5. Haydee Palma Donoso
6. Patricia Zalaquett
7. Higinio Espergue
8. Jorge Acuña Reyes
9. Pedro Fernández L.
10. Carlos Liberona
11. Mauricio Figueroa
12. Magdalena Navarrete Faraldo
13. Jorge Hernández Figueroa
14. Linda del Transito Magallanes Yáñez
15. Silvia Quiroga Contreras
16. Lucía Sepúlveda Ruiz
17. Juan Caniullan Alonso
18. Carlos Otazo
19. Patricio Jorquera
20. Ana Maria Parra
21. Guillermo Rodríguez
22. Carmen Castillo Echeverria
23. Gladys Díaz Armijo
24. Manuel Hidalgo
25. Luis Soto Pérez
26. Jorge E. Durán Delgado
27. Eva Minerva Hidalgo P.
28. Andrés Colque García
29. Marisa Matamala
30. Andrés Racz
31. Beatriz Bataszew
32. Jorge Figueroa M
33. Patricia Guillen
34. Cristián Castillo Echeverría
35. Santiago Oyarzo
36. Pedro Rozas Aravena
37. Silvia Hernández
38. Eugenio Bizama
39. Mary Ann Beausire
40. Sergio Fuentes Paredes
41. Sol Carrasco Silvan
42. Pedro Albornoz
43. Jorge Palma Donoso
44. Enérico García Concha
45. Otilia Vargas
46. Bernardo Pizarro
47. Alejandro Valdés Barrientos
48. Guillermo Bravo
49. Ricardo Valentín Bravo
50. Flora Martínez
51. Ana Soto Cortes
52. Eugenio Leyton Gonzalez
53. Tauro Tarifeño Gallardo
54. Víctor Cornejo Alfaro
55. Heriberto Mena
56. Pablo Villagra
57. Rossana Cárcamo Serei
58. Patricia Bravo Berli
59. Armando Romero
60. Ofelia Nistal Nistal
61. Margarita Marchi
62. Maria E. Marchi
63. Raúl Flores Castillo
64. Silvia Fernández
65. Guillermo Leiva N
66. Rodrigo Muñoz Muñoz
67. Ciro Ibáñez
68. Alex Pino
69. Rosario Aguilar
70. Alejandro Núñez S.
71. Juan Parra Urrutia
72. Cristina Chacaltana.
73. Aminie Calderón Tapia
74. Alicia Tapia López
75. Luis Izquierdo
76. Enrique Muñoz
77. Bernarda Santelices
78. Edison Barrales D
79. Guillermo Zamorano F.
80. Rodrigo Zamorano Miranda.
81. Carlos Aguilar
82. Adriana Goñi
83. Maria Isabel Hormazábal
84. Cecilia Radrigan
85. Oscar Espínoza C.
86. José Benado
87. Alexis Corvalán
88. Henry Crisóstomo
89. Julio Hidalgo C.
90. Miguel Zurita
91. Ricardo Avila
92. Dagoberto Pérez Videla
93. Eduardo Ziedes
94. Luisa Martinez
95. Irene Peñailillo
96. Jorge Molina M
97. Victor Gomez
98. Angel Moya
99. Fermín Montes
100. Oscar Mendoza
101. Juan Carlos Pino
102. Roberto Badilla
103. Joan Girard
104. Guillermo Cariz
105. Luis Omar
106. José Bravo A.
107. Jorge Gatica
108. Raquel Loncomilla
109. Martín Faunes
110. Héctor Peña
111. Amelia Negrón
112. Maria Angulo M.
113. Pierre Cardijn D.
114. Ibar Leiva Q.
115. José Rosas V.
116. Paz Luxoro
117. Ernesto Parra Navarrete
118. Wilson Asenjo
119. Miguel Previsto Urrutia Fernández
120. Mario Zanci
121. María C. Pacheco
122. Digna Césped
123. Miguel Soto Hinostroza.
124. Arturo Adriazola
125. María Isabel Ortega
126. Liliana Salazar Arredondo
127. Alejandro León Salinas
128. Mirtha Compagnet
129. Rodolfo Claros
130. Luís Aguirre Smith
131. Rubén González Lefno
132. Hugo Marchant
133. Patricio Santana
134. Patricio Hernández Figueroa
135. Alejandra Barrueto A
136. Alejandro Erazo Latorre
137. Alvaro Fuentes Alvarez
138. Isabel Martinez Sánchez
139. Raúl Carrasco Silvan

3/03/2007

ENTREVISTA A HERMÁN AGUILÓ A LA NACION DOMINGO

Conocido como el líder de la facción más violenta del MIR, habla de los atentados en que participó, entrega datos inéditos de los últimos momentos de Miguel Enríquez, critica a sus ex compañeros que hoy están en la Concertación y revela pasajes de sus casi 20 años de clandestinidad. Además, responde a las acusaciones que lo señalan como un doble agente.

Nación Domingo

Javier Rebolledo y Boris Bezama

Las dos décadas de clandestinidad en Chile no pasaron en vano para Hernán Aguiló. Su pausado tono y mirada taciturna imprimen en el que fuera jefe de la comisión militar del MIR un aura propia de un ex revolucionario, quien tuvo la difícil misión de organizar el partido en plena Operación Retorno.

En su casa de La Reina y en la primera entrevista que concede a un medio de comunicación tras 34 años de silencio, Nancho –como le dicen sus amigos– entrega detalles del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y revela pasajes inéditos de su encarcelamiento en Argentina, del que sólo pudo zafarse gracias a la ayuda de un ministro del Gobierno de Raúl Alfonsín.

Sólo en 1992, este hombre de 60 años, uno de los más buscados por la dictadura, legalizó sus documentos y se reinsertó en la sociedad chilena, para lo cual debió terminar de estudiar Ingeniería en la Usach. Inmediatamente después, un amigo suyo de derecha le brindó ayuda en el primer tiempo y lo contrató en su empresa ambiental. Desde ahí su vida le cambió en “180 grados” y también a sus dos hijos, con los que vivía a fines de los ’80 en plena clandestinidad. El mayor, quien es físico de la UC, debió dar exámenes libres de los ocho años de enseñanza básica, porque mientras estudió lo hizo bajo identidad falsa. Eso formaba parte de la vida de los revolucionarios, de la que Aguiló no se arrepiente de nada. “Me hago responsable de todo el accionar político y armado”, sentencia el ex dirigente mirista. Y lo hace con la convicción propia de un hombre que está consciente de lo que significó esa guerra insensata contra los poderosos organismos represivos de la dictadura, que tuvo gravísimos costos humanos para cientos de combatientes idealistas que pensaban en hacer de Chile un segundo Vietnam. “Fue un acto de voluntarismo de todos nosotros plantear que el MIR no debía asilarse. Y Miguel Enríquez vanguardizó ese proceso”, sentencia Aguiló en su histórico mea culpa con LND.

–¿Qué significa para usted hablar públicamente después de más de tres décadas y con el peso que debe tener para quien fuera el responsable del MIR en Chile tras la muerte de Miguel Enríquez?

–Yo no había dado nunca una entrevista, por dos razones: una, porque es difícil hablar después de una derrota tan profunda de los revolucionarios en Chile y América Latina. Y dos, porque a partir de esta derrota se pueden hacer malas interpretaciones y sacar cosas fueras de contexto.

–La historia del MIR incluye no sólo derrotas, sino también muchas muertes, sacrificio de militantes que debieron hasta dejar a sus hijos para retornar a Chile. ¿Cuál es el recuerdo más duro que tiene de esos años?

–Sin duda, lo humano es lo más duro. Es complicado recordar la muerte de tantos compañeros, a muchos de los cuales les debo la vida. Yo estoy vivo porque revolucionarios ejemplares como Anselmo Radrigán, el loro Matías, el guatón Renato y Germán Cortés no hablaron durante la tortura. Hay otros que sobrevivieron a la tortura y también tuvieron un comportamiento ejemplar como el caso de Haydeé Palma. Estoy vivo por 30 ó 40 personas que tuvieron un comportamiento ejemplar.

–En sus comienzos como militante, ¿pensó alguna vez que iba a terminar viviendo en un país capitalista?

–Entré al MIR en 1968 y después de egresar de Ingeniería de la Universidad Técnica decidí profesionalizarme y dedicarme por entero a las tareas de la revolución. Todos los militantes del MIR que adquirieron ese compromiso nunca pensaron que iban a terminar insertos en el capitalismo.

–Con la distancia del tiempo, ¿cuál es la autocrítica que hace del MIR?

–Nos formados en el MIR, que era un partido leninista que surgió a la vida política oponiéndose a la conducción transformista en el campo popular. El MIR desde su fundación levantó un programa socialista y la necesidad de conquistar el poder para poder iniciar este proceso. En esa concepción leninista se desarrollaban todas las formas de lucha para poder conquistar el poder, pero pensado como un proceso largo y que iba a tomar la forma de una guerra popular.

“MIGUEL SE IBA A ASILAR”

–¿Cuándo comenzó a realizar trabajo militar en Chile?

–Después del golpe empecé a realizar tareas de reconstrucción del partido. Trabajé un largo período con Dagoberto Pérez hasta su muerte en Malloco. El desarrollo de la lucha armada solo fue a partir del 78-79. Durante el 73, 74 y 75 el MIR no logró eludir el acoso represivo donde son tomados prisioneros alrededor de mil militantes. El MIR no tuvo capacidad de respuesta inmediata después del golpe, ni siquiera de replegarse ordenadamente y, por lo mismo, no logó organizar la resistencia como lo señalaban sus documentos.

–Entonces, ¿todo ese proceso fue un desastre?

–Comenzaron a llegar a Santiago compañeros de todo Chile, porque no podían sostenerse en las localidades donde trabajaban. Y esto pasaba porque muchos de los cuadros y dirigentes medios del MIR no eran naturales de esos lugares. Entonces, un porcentaje alto terminó replegado en Santiago. La clandestinidad que debió ser natural e inserta en el movimiento se transformó en carnés falsos, fachadas falsas, ayudas para arrendar casas. Se formaron “colonias” con los compañeros de provincias, muchos de ellos metidos en una pensión.

–¿Las “colonias” de militantes replegados en Santiago fue el primer gran error del exterminio que vivió el MIR?

–Las colonias son una consecuencia de la inadecuada relación con el movimiento de masas y no una causa. Empezaron a golpearnos, lo que se vio facilitado por traidores como la flaca Alejandra. En menor medida por compañeros que no siempre tuvieron un buen comportamiento y soltaron algo de información. Fue una combinación de cosas. Fue fácil para la DINA y la SIFA, en ese momento, cercar al partido.

–¿Qué connotación tiene para usted los militantes que colaboraron, entendiendo que muchos de ellos fueron torturados?

–El MIR, en ese momento, tenía como política que los compañeros no debían hablar en la tortura. Luego, el MIR tuvo la política de distinguir aquellos que habían tenido una colaboración abierta con aquellos que tuvieron debilidades dentro de las torturas. Entonces, a éstos se les daba la oportunidad de reincorporarse al partido, de hacer un proceso de remilitancia.

–El lema popularizado en ese tiempo por Miguel Enríquez fue “el MIR no se asila”, lo que conllevó la muerte de muchos militantes que debieron resistir la represión.

–Poco antes de su muerte, Miguel empieza a plantearse que había un repliegue mucho más profundo en el movimiento de masas.

–¿Y él pensó en asilarse?

–Sí, ya se empieza a conversar la idea de que Miguel tiene que salir del país, porque la situación y el proceso de la reorganización de la resistencia no daba para que se mantuviera en el país. La muerte en combate de Miguel se desarrolla en una casa con fachada falsa. Todos sus moradores buscados, todos clandestinos e ilegales. Fue un proceso de gran arrojo el encabezar la resistencia de Chile, pero la realidad indica otra cosa. Él dio el ejemplo, el MIR no se asila, vanguardizó ese proceso, pero si uno lo ve históricamente es un acto de voluntarismo de todos nosotros. No lo critico porque ninguno planteó algo distinto.

MALLOCO Y SU ASCENSO

–En 1975, la dirección clandestina del MIR fue descubierta en Malloco y estuvo a punto de desaparecer.

–Claro. Eso demostró que es aún más profunda la derrota, porque ahí estuvo a punto de cortarse la continuidad histórica del MIR. En ese momento fui el único miembro de la comisión política que quedó en Chile.

–Con la salida de Pascal Allende, usted queda a cargo del partido en Chile y todos los que están cerca suyo caen presos o muertos. ¿A qué atribuye que se haya salvado de caer en manos de la dictadura?

–A dos cosas. Fui un buen conspirador en el sentido que nunca me vinculé a sectores quemados del partido.

–¿Cuáles eran esos sectores quemados?

–Por ejemplo los familiares de detenidos desaparecidos, los propios familiares de los miristas, los militantes de otros partidos de izquierda. Nunca me vi ni siquiera con mis propios familiares.

–¿Hasta cuándo realizó acciones armadas?

–Hasta 1986. Hacia adelante nosotros no desarrollamos más acciones.

–¿Le siguen gustando las armas?

–Si yo no soy un milico [ríe]. Me vinculé a la lucha armada porque era una necesidad. A mí no me gustan las armas y no me gusta la violencia.

–¿Es bueno para los tiros?

–No sé, más o menos [ríe nuevamente].

–¿Es verdad que supervisaba gran cantidad de las acciones que se llevaron a cabo.

–Algunas de las acciones, no todas.

–¿Cómo se reaccionaba cuando alguna acción no resultaba?

–Se buscaban los errores de planificación o retirada.

–Tuvo participación en el atentado en contra de Roger Vergara

–Eso estuvo a cargo de Hugo Ratier, pero todo el accionar armado de la época fue apoyado por la dirección interior del MIR y la Comisión Política en su conjunto.

–¿Y de qué acciones tuvo a cargo?

–Tuve participación en la planificación de algunas expropiaciones y en el triple asalto.

–¿Siempre fue partidario de organizar focos guerrilleros?

–Después de la represión de Nahuelbuta y Neltume se planteó reorganizar la fuerza del MIR. Ahí yo fui partidario de reorganizar el partido, generar el apoyo social y después trabajar en la guerrilla. En ese momento, algunos compañeros que están en la Concertación me acusaron de que yo estaba en contra de la guerrilla.

CAROL URZÚA Y LA DIVISIÓN DEL MIR

-¿Estaba en Chile para el atentado al general Carol Urzúa?

–Venía entrando a Chile.

–¿Participó de la organización?

–No.

–¿Cuál fue su evaluación?

–Después de los resultados no lo valoramos como un acierto político. Se cruzaba con que al interior del MIR había tendencias que se oponían a las formas de lucha armada, que no era mi caso. Nos quedamos con la idea de que el avanzar a saltos a través del accionar armado era una forma de acumulación más rápido de fuerzas.

–Sobre usted se han tejido una serie de mitos en el MIR. Incluso se le acusa de haber sido doble agente. ¿Por qué cree que circula esa versión?

–Eso surge de un grupo minoritario de compañeros y tiene que ver con la derrota. Buscar otras razones no tiene sentido. En algún momento se dijo que Haydée Palma, Hugo Ratier y René Valenzuela eran infiltrados, son corrillos sin base concreta.

Su situación judicial en Chillán y estos corrillos, como los llama usted, ¿tienen que ver con que esté dando por primera vez una entrevista?

–No tiene que ver con eso.

–Gastón Muñoz, del MIR Político, asegura que luego de la división quedó sin nada, completamente desprovisto, sin contactos ni dinero.

–Previo a la división del MIR hubo una reunión del comité central en Argentina en 1985. Ahí se formó un secretariado interior compuesto por Gastón Muñoz, Osvaldo Torres, Manuel Gahona, José Miguel Hernández y yo a cargo del secretariado interior. Alcanzamos a tener sólo una reunión en Chile. Para esa reunión me llegó una cierta cantidad de dinero. Les dije que ese era el dinero disponible y se distribuyó de acuerdo a las tareas de cada uno.

–¿Tiene la conciencia tranquila?

–Sí la tengo. Nunca oculté recursos independiente de que mis compañeros no estuvieran en mi posición política.

–¿Qué se decidió en la reunión de Buenos Aires?

–Ese secretariado interior que no era mayoría en el comité central aprobó que se iba a seguir impulsando la política de Rebelión Popular, que implicaba seguir desarrollando todas las formas de lucha.

–Después del quiebre del MIR Político y Militar, ¿qué sucedió?

-El MIR Político se fue derechamente en alianza con la Concertación. Por eso Osvaldo Torres es concejal del PS; Y Roberto Moreno es asesor del ministerio del Interior. En todo caso, son opciones personales, pero debieron haber planteado antes que esa era su opción política. Cuando Osvaldo Torres volvió a Chile fue ayudante mío.

–¿Cuál es su autocrítica?

–Yo fui parte de los errores y los asumo colectiva e individualmente. Otra cosa es que me haga cargo de todos los errores del MIR. Si Osvaldo Torres, Roberto Moreno, Gastón Muñoz y Nelson Gutiérrez hubiesen dicho en el ’74 “no estamos de acuerdo con el desarrollo de la resistencia popular, si se hubiesen opuesto a la Operación Retorno y si se hubiesen manifestado en contra de todas las formas de lucha", como lo hizo Ominami en su oportunidad, hubiese sido distinto.

–¿La responsabilidad de la Operación Retorno es de todos ustedes?

–De todos.

–¿Cree que lo deberían hacer todos como lo está haciendo usted?

–Sí. Yo lo hago porque me siento bien con lo que hice. Puede ser un aporte para el futuro. Internamente siento ahora el deber de estar tranquilo conmigo mismo.

-¿Debieron parar las acciones armadas antes?

–Debimos detenerlas antes. Así se habría evitado la muerte de más militantes. En forma voluntarista tratamos de forzar situaciones que a la larga no lograron revertir nada y que agregaron un costo adicional en lo humano que se podría haber evitado.

AMIGOS Y BACHELET

–René Valenzuela estaba a cargo de entregarle las platas desde afuera. ¿Cómo era la relación con ellos?

–Muy buena.

–¿Y ahora?

–Soy amigo de Valenzuela, de Andrés Pascal, de Manuel Cavieses y de muchos más.

–¿Es amigo de Marco Enríquez-Ominami?

–Lo conozco.

–¿Le interesa la política? ¿Se mantiene informado?

–Me mantengo informado. Es fácil porque en este país no pasa prácticamente nada.

–¿Votó en las presidenciales?

–No estoy inscrito. Ahí hay otra diferencia, porque no creo en este sistema.

–¿No cree que era mejor un Gobierno de Bachelet que el de un inversionista como Sebastián Piñera?

–No habría una gran diferencia.

–¿No vio positivo que una mujer ganara las elecciones?

–No es un problema de hombre y mujer, sino de política. No soy machista, pero tampoco feminista.

–¿Aún se siente revolucionario?

–No. ¡Cómo voy a serlo si no estoy luchando por la transformación de esta sociedad! Pero no reniego de mi pasado revolucionario, con Neltume y Operación Retorno incluidos. Ésa es la diferencia con ellos. No puedo negar los sacrificios que se hicieron, porque estaría negando mis propios sentimientos y parte de mi vida.

LOS ERRORES DE LA OPERACIÓN RETORNO

–¿En pleno ’78 hubo diferencias en el seno del MIR para definir la viabilidad de la Operación Retorno?

–En el 78, no. Tras el golpe represivo en Neltume, sí. Una parte del MIR afirmaba que en Chile existía una situación prerrevolucionaria y yo no estaba de acuerdo.

–¿Finalmente aceptó la decisión de la mayoría?

–Lo que acepté fue trabajar en el partido desde abajo. En eso nos pilló después la crisis del partido, la crisis del socialismo y no pudimos rehacer nada.

Entonces, ¿no se hace responsable, por ejemplo, del fracaso de las guerrillas de Neltume y Nahuelbuta?

–Me hago responsable, porque no le hago el quite a la historia. Los que fueron muy guerrilleristas, como Nelson Gutiérrez, con sus discursos desde La Habana, y otros que están en la Concertación, no han asumido sus errores al respecto.

–¿Qué errores se cometieron?

–Los mismos que en el ’73 y ’74: el organizar el apoyo logístico en forma de fachada sin inserción en la masas. Los errores fueron de tal magnitud que a veces la base social de apoyo era el familiar de un detenido desaparecido. Éste es el caso de Neltume. Cuando se estaba reconociendo el terreno para instalar Neltume, en ese momento regresó Pascal a Chile. Ahí se produce el golpe represivo en El Arrayán. Se quedó sin casa y vivió tres meses en la mía. Desde La Habana Gutiérrez señalaba que Andrés se debía ir a Neltume. En las conversaciones yo le decía que si se iba al monte lo matarían.

–¿Estuvo o no en contra de la Operación Retorno?

–No reniego de nada. Yo decía que el proceso tenía que ser más gradual porque había que generar una base de apoyo social, pero ante hechos consumados, ¿qué vas a hacer tú si los compañeros ya están en Chile y en Neltume? Proveerlos de recursos. Como en todo proceso de discusión, llegamos a una situación intermedia. El consenso consistió en bajar a la mitad de los compañeros a las localidades cercanas para generar base social de apoyo. Fue a la chilena, una pésima solución.

“JAMÁS TUVE CONTACTO CON LA DINA

–¿Cómo fue vivir en la clandestinidad desde el ’73 hasta el ’92?

–Duro. Sólo tuve un contacto con mi padre en Argentina el año ’82. No pude asistir a sus funerales. Él murió el ’87 y yo estaba en la clandestinidad. Tampoco a los de mi madre, que fueron el ’89.

–En el ’75, su hija Macarena, de entonces tres años, fue secuestrada por la DINA para que usted se entregara.

–A ella le tocó vivir con dureza el período de nuestra clandestinidad. Estuvo desaparecida durante 15 días en marzo de 1975. La tuvieron en Villa Grimaldi y en un hogar de Carabineros para que yo me entregara.

–Algunos ex agentes de la DINA han señalado que durante el período de la detención de su hija, usted hizo contacto con los órganos represivos y empezó a colaborar.

–¡Nunca! ¡Nada! Jamás tuve un contacto con ellos. Es parte del juego de la contrainteligencia, que intentaba desprestigiar al movimiento revolucionario.

–¿Qué le sucedió a su hija?

–Yo estaba en Chile, pero me enteré por el New York Times que habían detenido a mi hija. En ese momento ella vivía con unos tíos y con una ex nana que la quería mucho. Cuando hice contacto indirecto con mi familia ya la habían soltado para que luego se fuera al exterior. Mi padre la fue a retirar.

–¿Qué daño sufrió?

–Tortura sicológica. Tiene un recuerdo vago de unas tías malas.

–A lo largo de sus 23 años de clandestinidad tuvo dos hijos. ¿Cómo resolvían cosas como la educación?

–Iban a la escuela con otro nombre.

–¿Cómo se lleva a cabo algo así?

–Se doblan familias. Se suplanta a todos los integrantes de una familia existente. A veces doblábamos la identidad de amigos y en general siempre íbamos cambiando de lugar. Cuando nos legalizamos en el año ’92 mi hijo José estaba pasando a octavo básico. En ese momento tuvo que dar exámenes libres desde primero a séptimo básico. Después de hacerlo ingresó al Instituto Nacional.

–¿Usted estuvo detenido?

–Sólo una vez, y fue en Argentina. Crucé a caballo por un paso fronterizo a la altura del valle del Limarí y llegué hasta Calingasta, ubicado al sudoeste de San Juan. En esa oportunidad iba junto a otro compañero que conocía el lugar.

–Una de las tesis que sostiene las sospechas de su infiltración es que sería imposible que el hombre más buscado del país hubiese sido soltado por la policía argentina, que funcionaba de la mano con la chilena

–Pero era 1984 y Alfonsín ya había asumido la Presidencia del país. El partido tenía contacto con uno de sus ministros, que era padre de un ex montonero, que a su vez era muy amigo nuestro y que conocía en lo personal. Él me ayudó a que me expulsaran de Argentina

“NO SOY INFILTRADO”

Existen dudas sobre la eventual responsabilidad que le cabría a Hernán Aguiló en la muerte de dos explosivistas del MIR -Jaime Orellana y Nelson Lagos- que habían llegado a Chile en la Operación Retorno. El abogado patrocinante de la querella, Hiram Villagra, solicitó careos entre Aguiló y dos ex miembros del Comité Central del MIR, Gastón Muñoz y Manuel Gahona, quienes afirman que al momento de su muerte los explosivistas dependían directamente de Aguiló. Versión que este último ha desmentido. El caso se emparenta con varios más ocurridos en circunstancias similares y que han abierto una pregunta fundamental ¿Por qué murieron justamente los explosivistas preparados que el MIR había traído al país?

-¿Estuvo en la casa con Orellana y Lagos antes de la explosión?

- No. Y si hubiese estado, no es causa para acusarme de agente. No soy infiltrado.

-¿Estaba en la ciudad?

-Tampoco.

-¿No dependían de usted y no los conocía?

-Yo los conocía, aunque no personalmente, pero eso no significa que dependieran de mí. Estuve con ellos en una escuela de cuadros en Constitución, pero ahí estuvimos encapuchados.

-¿Por qué se produjeron tantas muertes de gente que trabajaba con explosivos?

-Porque los explosivos son complicados.

-Otra duda se ha levantado en relación a cómo fue ascendiendo en el MIR luego de la salida de Pascal Allende. En la querella por la muerte de Guillermo Cornejo y Mario Maureira, líderes de un grupo paralelo al suyo se dice que les quitó el financiamiento. Esto les costó la vida a ellos y a por lo menos a ocho personas más.

-A Cornejo se le ordenó que se asilara porque podía estar con seguimiento. La orden en concreto vino de la Comisión Política del MIR de ese momento y lo que yo hice fue transmitirle que se asilara.

HITOS DE LA HISTORIA DEL MIR.

1973: “EL MIR NO SE ASILA”. Luego del golpe militar del 11 de septiembre, el líder del MIR, Miguel Enríquez hace célebre dicha frase para indicar que la organización se enfrentará a la dictadura.

1974: LA DELATORA. Marcia Alejandra Merino, la mítica “flaca Alejandra”, es detenida por la DINA y comienza a colaborar con el organismo represivo. Otros miristas detenidos: Emilio Iribarren “Joel”, Leonardo Shneider “El Barba”y Gloria Uribe “Carola”, son “dados vuelta” por la DINA y delatan a ex compañeros. La psicosis cunde.

1974: MUERE MIGUEL ENRÍQUEZ. El 5 de octubre mientras se ocultaba en una casa de calle Santa Fe en la comuna de San Miguel es asesinado el líder del MIR. Su muerte es un golpe desmoralizador. Pascal Allende asume como secretario general, secundado por Nelson Gutiérrez.

1975: DESASTRE DE MALLOCO. Mientras sostenía una reunión en una parcela de Malloco cae la dirección clandestina del MIR. Dagoberto Pérez muere en el enfrentamiento con la DINA. Nelson Gutiérrez logra huir herido.

1975: “EXTERMINADOS COMO RATONES”. Los días 17 y 19 de julio aparecen en los desconocidos diarios “Lea” de Argentina y “O Día” de Brasil dos listas de 119 miristas señalando que se estaban matando entre ellos en el exterior. El 24 de ese mes La Segunda recoge la información y titula en portada “Exterminados como ratas”. Posteriormente se prueba que la acción conocida como “Operación Colombo” fue digitada por la DINA. Todos fueron sido asesinados en Chile y hechos desaparecer.

1975: EL MIR SÍ SE ASILA. El secretario general del partido Pascal Allende se asila en Costa Rica. Como encargado del MIR en Chile queda Hernán Aguiló. La organización se divide en tres direcciones paralelas. La primera a cargo de Aguiló. La segunda, encabezada por Augusto Carmona y Horacio Marotta. La tercera la comanda Guillermo Cornejo “Chico Feliciano”. Todos caen, menos Aguiló. Sólo sobrevivió Marotta. El poder se concentra en Aguiló.

1977: LA CNI REEMPLAZA A LA DINA. El 18 de agosto se crea la Central Nacional de Inteligencia (CNI). El nuevo órgano represivo es comandado por Álvaro Corbalán Castilla. La Central despliega un nuevo modus operandi represivo. Comienzan las muertes por explosión y en falsos enfrentamientos.

1978: GESTACIÓN DE LA “OPERACIÓN RETORNO”. La dirección exterior del MIR planifica la “Operación Retorno”. Pascal Allende, Nelson Gutiérrez, Roberto Moreno, Patricio Rivas y Hernán Aguiló participan en el diseño del plan para el reingreso masivo de miristas a Chile para combatir la dictadura. Cientos de cuadros del MIR se adiestran militarmente en Cuba. Al año siguiente los primeros participantes de la “Operación Retorno” ingresan al país clandestinamente.

1981: DESASTRE DE NELTUME. Un año antes se crean los primeros focos guerrilleros del MIR en la zonas cordilleranas de Neltume y Nahuelbuta. El 21 de septiembre los guerrilleros de Neltume son descubiertos por fuerzas del Ejército. Sólo unos pocos sobreviven.

1983: ASESINATO DE CAROL URZÚA. El 30 de agosto un comando del MIR atenta contra el general de Ejército Carol Urzúa. La venganza de la CNI ocurrió el 7 de septiembre. En dos casas de seguridad en las calles Fuente Ovejuna y Janequeo fueron asesinados Arturo Villabela, Sergio Peña, Lucía Vergara, Hugo Ratier y Alejandro Salgado.

1984: CAEN SIETE DIRIGENTES DE LA CÚPULA MIRISTA. El 23 de agosto son asesinados en Concepción siete miembros de la dirección de la organización. Muchos de ellos habían ingresado al país en la “Operación Retorno”.

1985: EL PETIT COMITÉ DE BUENOS AIRES. El comité central del MIR se reúne secretamente en la capital de Argentina. Se agudizan las diferencias entre la facción que apuesta por dejar las armas: el “MIR Político”, y el “MIR Militar” comandado por Aguiló. Según testimonios de los presentes en dicha reunión, un grupo del sector “político” se pasa al bando de Aguiló. El 23 de septiembre dos de ellos, Jaime Orellana Cuevas y Nelson Lagos, mueren en una explosión al interior de una casa en Chillán.

1986: LA DIVISIÓN FINAL DEL MIR. En medio de pugnas internas, recriminaciones y sospechas entre sus militantes la organización se fractura y divide en MIR político y MIR militar .

1988: DETONADOS. El 5 noviembre en Temuco mueren Araceli Romo y Pablo Vergara Toledo. La versión oficial es que murieron mientras intentaban detonar un explosivo. Pablo Vergara era hermano de Rafael y Eduardo Vergara Toledo, dos jóvenes miristas asesinados en la Villa Francia por carabineros el 29 de marzo de 1985.

1989: EL ÚLTIMO CRIMEN. El joven dirigente del MIR, Jecar Neghme es asesinado el 4 de septiembre. En el último crimen de carácter político de la dictadura toman parte seis agentes de la CNI, encabezados por Arturo Sanhueza Ross.

La Nación; domingo 4 de febrero 2007.