El avance del capitalismo, sistema económico en que una minoría, dueña de los medios de producción, explota a la inmensa mayoría que sólo tiene su fuerza de trabajo para subsistir, en los últimas décadas se ha perfeccionado en nuestro país, dando lugar a su fase “Neoliberal”. El capitalismo como “estructura” económica da lugar a las “superestructuras”, dentro de las cuales encontramos la legislación. Por ello, la mutación del capitalismo en las últimas décadas también ha influido en las leyes. Además es un sistema totalizador, es decir, engloba todos los aspectos de la vida.
La educación no es la excepción a la regla (tampoco las leyes que la regulan), es más, es un medio de dominación ideológica que utiliza la clase propietaria de los medios de producción (burguesía) contra los productores de la riqueza (trabajadores y Pueblo en general), y como tal, reproduce las contradicciones de clase e inculca los valores del modelo, entiéndase individualismo, la competencia, la pasividad y la naturalización de las problemáticas que vive día a día nuestro Pueblo. Por consiguiente, no es casual que actualmente más allá de ser un derecho que debiera estar al alcance de todo/as se ha transformado en una mercancía, privilegio de los que pueden pagar y endeudamiento generalizado para la mayoría de los estudiantes hijos/as de trabajadores.
Hoy los estudiantes nos enfrentamos al alza indiscriminada de aranceles en las universidades, superando con creces la variación del IPC, cuestión que no se ve reflejada ni en la infraestructura ni calidad de los establecimientos (salas chicas, goteras, falta de textos, casinos que no dan a vasto al estudiantado, etc.). Por otro lado, el modo de financiamiento se ha privatizado cada vez más, siendo un gran negocio para la banca privada; restringiendo cada año el otorgamiento del crédito solidario, para dar paso a la nueva creación de los empresarios de la educación “el crédito con aval del Estado”, ergo, o sales endeudado con un banco por estudiar, o simplemente no tienes derecho a educarte. Y por último, todo esto está sacramentado por la L.O.C.E. o quizás en un par de días por la L.G.E., que mantiene a los empresarios de la educación con todas sus ganancias a costa de la educación de los pobres. ¿Pero porqué sucede esto?
Para esto se hace necesario revisar parte de la historia. Es durante la dictadura que se produce el quiebre más fuerte para la educación, entre 1979 a 1981 se establece un nuevo sistema educativo, de tal manera que el Estado se desliga de su rol de garante, dando espacio a los empresarios para que creen institutos y universidades privadas, y condenando a las Universidades al Autofinanciamiento, lo que las obliga a convertirse en verdaderas empresas que cobran (y caro) por el “servicio”. En consecuencia, se empieza lucrar con la educación, transformándose en un gran negocio, que termina consagrándose en la constitución de 1980 y con la L.O.C.E en los últimos días de la dictadura. Desde 1990, hasta hoy se sigue privilegiando la “libertad de enseñanza” siguiendo con las mismas lógicas que constituyen el sistema capitalista. Es decir, la Concertación no ha hecho más que administrar la “obra” de la dictadura, y perfeccionarla (esto escapa a la educación, extendiéndose a todos los ámbitos de la sociedad).
Entonces, no es sorpresa que los estudiantes una vez más nos levantemos contra la educación de mercado, planteando como principales demandas: El veto a la Ley General de Educación (LGE), por mantener la educación como una mercancía, el congelamiento de los aranceles, y el pase escolar nacional y gratuito.
Entendemos que sólo son demandas reivindicativas, pero que son necesarias dada la crisis de la educación, sin embargo, siempre debemos tener en claro que el modelo educacional no cambiará por la simple derogación de una ley, por el contrario, se hace necesario el cambio total del sistema, es decir, una nueva sociedad, en la cual los trabajadores/as y el Pueblo en general tengamos el poder.
Ahora bien los estudiantes tenemos que avanzar en unión por una educación digna y para al pueblo, (poniéndole fin a la serie de parches del gobierno), como también en la acumulación de fuerzas y en la organización, con demandas claras y no como una lucha aislada del resto del Pueblo.
La educación no es la excepción a la regla (tampoco las leyes que la regulan), es más, es un medio de dominación ideológica que utiliza la clase propietaria de los medios de producción (burguesía) contra los productores de la riqueza (trabajadores y Pueblo en general), y como tal, reproduce las contradicciones de clase e inculca los valores del modelo, entiéndase individualismo, la competencia, la pasividad y la naturalización de las problemáticas que vive día a día nuestro Pueblo. Por consiguiente, no es casual que actualmente más allá de ser un derecho que debiera estar al alcance de todo/as se ha transformado en una mercancía, privilegio de los que pueden pagar y endeudamiento generalizado para la mayoría de los estudiantes hijos/as de trabajadores.
Hoy los estudiantes nos enfrentamos al alza indiscriminada de aranceles en las universidades, superando con creces la variación del IPC, cuestión que no se ve reflejada ni en la infraestructura ni calidad de los establecimientos (salas chicas, goteras, falta de textos, casinos que no dan a vasto al estudiantado, etc.). Por otro lado, el modo de financiamiento se ha privatizado cada vez más, siendo un gran negocio para la banca privada; restringiendo cada año el otorgamiento del crédito solidario, para dar paso a la nueva creación de los empresarios de la educación “el crédito con aval del Estado”, ergo, o sales endeudado con un banco por estudiar, o simplemente no tienes derecho a educarte. Y por último, todo esto está sacramentado por la L.O.C.E. o quizás en un par de días por la L.G.E., que mantiene a los empresarios de la educación con todas sus ganancias a costa de la educación de los pobres. ¿Pero porqué sucede esto?
Para esto se hace necesario revisar parte de la historia. Es durante la dictadura que se produce el quiebre más fuerte para la educación, entre 1979 a 1981 se establece un nuevo sistema educativo, de tal manera que el Estado se desliga de su rol de garante, dando espacio a los empresarios para que creen institutos y universidades privadas, y condenando a las Universidades al Autofinanciamiento, lo que las obliga a convertirse en verdaderas empresas que cobran (y caro) por el “servicio”. En consecuencia, se empieza lucrar con la educación, transformándose en un gran negocio, que termina consagrándose en la constitución de 1980 y con la L.O.C.E en los últimos días de la dictadura. Desde 1990, hasta hoy se sigue privilegiando la “libertad de enseñanza” siguiendo con las mismas lógicas que constituyen el sistema capitalista. Es decir, la Concertación no ha hecho más que administrar la “obra” de la dictadura, y perfeccionarla (esto escapa a la educación, extendiéndose a todos los ámbitos de la sociedad).
Entonces, no es sorpresa que los estudiantes una vez más nos levantemos contra la educación de mercado, planteando como principales demandas: El veto a la Ley General de Educación (LGE), por mantener la educación como una mercancía, el congelamiento de los aranceles, y el pase escolar nacional y gratuito.
Entendemos que sólo son demandas reivindicativas, pero que son necesarias dada la crisis de la educación, sin embargo, siempre debemos tener en claro que el modelo educacional no cambiará por la simple derogación de una ley, por el contrario, se hace necesario el cambio total del sistema, es decir, una nueva sociedad, en la cual los trabajadores/as y el Pueblo en general tengamos el poder.
Ahora bien los estudiantes tenemos que avanzar en unión por una educación digna y para al pueblo, (poniéndole fin a la serie de parches del gobierno), como también en la acumulación de fuerzas y en la organización, con demandas claras y no como una lucha aislada del resto del Pueblo.
¡COMPAÑERA, COMPAÑERO A ORGANIZARSE Y MOVILIZARSE POR UNA EDUCACIÓN PARA EL PUEBLO!
¡ESTUDIAR, LUCHAR, VENCER!
Chillán, mayo 2008
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