Y tantos siglos después en otro contexto, tiempo y lugar, los santiaguinos podemos dar cátedra sobre restricciones, tacos, mala calidad del transporte, accidentes y hemos dejado pasar mucho tiempo para que esta situación cambie y mejore. En estos días previos a la puesta marcha del Plan Transantiago nos comportamos como mero espectadores sin opinión y participación en proyectos que tienen que ver con nuestra ciudad. Santiago ha carecido de planificación, se expande indiscriminadamente, desordenadamente, desigualmente, el 41% de la población chilena o sea la mitad de los habitantes de Chile se aglomera en un 2% del territorio nacional o sea 6.000.000 de habitantes están en Santiago, razón de peso para que el sistema de transporte público que teníamos y la poca intervención estatal, halla colapsado hace rato, agregándole otros problemas de tipo geográficos como la poca ventilación del valle que permite la concentración de monóxido de carbono en el aire emitidos por la combustión, junto a otros gases tóxicos y partículas que deterioran el entorno y muriendo 4.800 personas al año por este motivo. La inexistente política medio - ambiental nos está matando, en México por ejemplo, en los años ochenta, la contaminación era tal que el presidente Miguel de la Madrid Hurtado decretó a la mitad de de la Ciudad de México como un Área de Reserva Nacional para que los empresarios inmobiliarios no intervengan en los espacios reservados para la naturaleza y para el esparcimiento ciudadano, se implementó también en el 2002 un sistema de transporte público aplicado con mucha información ciudadana, políticas medio-ambientales y que contempla: Ciclovías, Trolebuses (troncales - eléctricos), Metros, Tren Ligero, Metrobuses, Microbuses, con dispositivos anticontaminantes, ocupando un combustible diesel mejorado libre de azufre, así también en Curitiva, Brasil, el diesel está intervenido para amortiguar la contaminación, tiene un 8% de alcohol anhídrido y 2% de aditivo de soya, contemplando también que en Brasil, desde los años 40 se aplica una política de ordenamiento en la construcción, interviniendo los planos reguladores para que justamente en el futuro (ahora) no tener problemas con el transporte público y la calidad de vida de las personas.
La desidia santiaguina, el estrés que nos impone el medio que vivimos, lejos de ser amable, nos ha convertido en seres indiferentes, los ciudadanos tendrían que seriamente cuestionarse por ejemplo:
¿Si Santiago está colapsado y sigue extendiéndose con viviendas sociales a la periferia, se implementará en el 2010 otro sistema mas complejo aún que el Transantiago?
¿Será este el TRANSGRANSANTIAGOPOLIS?
¿Permitiremos que la especulación inmobiliaria, arrase con parques, demuelan viviendas históricas y reduzca el río Mapocho a la mínima expresión, como una canaleta rodeada de cemento para una carretera?
¿Con mas de 11.OOO millones de dólares que tienen de reserva las arcas fiscales, se podrán Construir viviendas dignas, motivar y desarrollar la industria en comunas como Curacaví y Til-Til, tan desoladas ahora, para impulsar la descentralización y el éxodo de santiaguinos?
La información, la opinión, la participación ciudadana es un derecho, la implementación del Transantiago no es un regalo, las ganancias son cuantiosas y nos deben un excelente servicio: sin discriminación, cómodo, rápido, económico, seguro, amable, descontaminante, equitativo, informado.
Vania Cantero
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