Compañeras y compañeros, han transcurridos ya largos 34 años desde que los patrones y los militares le arrebataran a nuestro pueblo la más cercana posibilidad de transformación radical que la historia reciente de nuestro país recuerde, para imponer lo que hemos conocido como capitalismo neoliberal. De estos 34 años la mitad transcurrieron bajo dictadura militar y la otra mitad transcurre bajo gobiernos civiles que han consolidado y profundizado el modelo impuesto en dictadura.
Hoy, nuevamente Chile se destaca en el concierto de naciones como uno de los países más desiguales del mundo, situación ampliamente documentada y estudiada, pero que sin embargo sólo a partir de palabras de algunos clérigos el gobierno se conmueve frente al hecho: el cinismo de los poderosos es escandaloso.
Este 11 de septiembre nos encuentra con un nuevo estado de ánimo, los trabajadores empiezan a retomar el protagonismo; el negociado y las viejas prácticas no funcionan, la acción y participación directas revelan un nuevo aire de militancia social, la asamblea y la rendición de cuentas no es la excepción, ni la legalidad un impedimento para el avance y logro de victorias parciales. En este escenario, vale la pena recordar no sólo a las víctimas de la represión patronal, sino sobre todo la utopía y el proyecto socialista por el cual muchos entregaron sus vidas y que hoy nuevamente se empieza discutir en sectores crecientes del pueblo.
Pero los enemigos acechan. Primero, el propio capital que busca exterminar la fuerza emergente por medio del terror patronal (soborno, despidos, listas negras); luego, el gobierno que combina la brutal represión policial con la cooptación vía comisiones ad-hoc, promesas de reformas o repartiendo subsidios. Y finalmente, una manada de pre-coaliciones electorales que pugnan por capitalizar esta energía y erguirse en sus “representantes”, pretendiendo enterrar las prácticas de autonomía y auto representación presentes en este movimiento emergente.
Lo relevante hoy es fortalecer las nuevas formas de organización y de lucha, cuyas potencialidades son prometedoras para el fortalecimiento de las múltiples formas de organización popular.
Estamos concientes de la magnitud de los desafíos que para la clase trabajadora y los sectores populares tiene el periodo que se inaugura: la construcción de una potente fuerza portadora de un proyecto de una sociedad justa y solidaria, capaz de enfrentar cara a cara a la impúdica burguesía y sus políticos profesionales.
Con los trabajadores, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, con el pueblo mapuche de hoy, ha desatar las energías por la construcción popular y el socialismo
....Nunca más Solos...
11 de septiembre 2007
Hoy, nuevamente Chile se destaca en el concierto de naciones como uno de los países más desiguales del mundo, situación ampliamente documentada y estudiada, pero que sin embargo sólo a partir de palabras de algunos clérigos el gobierno se conmueve frente al hecho: el cinismo de los poderosos es escandaloso.
Este 11 de septiembre nos encuentra con un nuevo estado de ánimo, los trabajadores empiezan a retomar el protagonismo; el negociado y las viejas prácticas no funcionan, la acción y participación directas revelan un nuevo aire de militancia social, la asamblea y la rendición de cuentas no es la excepción, ni la legalidad un impedimento para el avance y logro de victorias parciales. En este escenario, vale la pena recordar no sólo a las víctimas de la represión patronal, sino sobre todo la utopía y el proyecto socialista por el cual muchos entregaron sus vidas y que hoy nuevamente se empieza discutir en sectores crecientes del pueblo.
Pero los enemigos acechan. Primero, el propio capital que busca exterminar la fuerza emergente por medio del terror patronal (soborno, despidos, listas negras); luego, el gobierno que combina la brutal represión policial con la cooptación vía comisiones ad-hoc, promesas de reformas o repartiendo subsidios. Y finalmente, una manada de pre-coaliciones electorales que pugnan por capitalizar esta energía y erguirse en sus “representantes”, pretendiendo enterrar las prácticas de autonomía y auto representación presentes en este movimiento emergente.
Lo relevante hoy es fortalecer las nuevas formas de organización y de lucha, cuyas potencialidades son prometedoras para el fortalecimiento de las múltiples formas de organización popular.
Estamos concientes de la magnitud de los desafíos que para la clase trabajadora y los sectores populares tiene el periodo que se inaugura: la construcción de una potente fuerza portadora de un proyecto de una sociedad justa y solidaria, capaz de enfrentar cara a cara a la impúdica burguesía y sus políticos profesionales.
Con los trabajadores, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, con el pueblo mapuche de hoy, ha desatar las energías por la construcción popular y el socialismo
....Nunca más Solos...
11 de septiembre 2007
CONVERGENCIA
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